Archivo de noviembre 2007

27
Nov
07

Lo reconozco, soy «bi»…

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El síndrome maníaco-depresivo, denominado también trastorno bipolar, se clasifica como un tipo de trastorno afectivo (o trastorno del estado de ánimo) que excede los altibajos normales, convirtiéndose en un serio trastorno clínico y una importante preocupación relacionada con la salud del individuo. El síndrome maníaco-depresivo se caracteriza por episodios periódicos de gran júbilo y felicidad, ánimo eufórico o irritabilidad (también llamados fase maníaca) a los que se contraponen episodios periódicos de síntomas depresivos clásicos.

La depresión es un trastorno del estado de ánimo que afecta el cuerpo, el estado de ánimo y los pensamientos. Puede afectar y alterar también los patrones de alimentación, sueño, actitud y comportamiento. No es lo mismo que sentir tristeza o estar algo decaído, ni tampoco es indicio de debilidad personal, ni constituye un estado que pueda disiparse o modificarse a voluntad.

Existen tres tipos de depresión que pueden clasificarse en tres categorías principales:

  • depresión grave (depresión clínica)
  • trastorno bipolar (síndrome maníaco depresivo)
  • trastorno distímico (distimia)

El síndrome maníaco-depresivo afecta por igual a hombres y mujeres (aunque las mujeres son más propensas a la depresión que a la manía) y comienza a menudo en la adolescencia o juventud. Se ha mejorado la detección del síndrome maníaco-depresivo en los niños pequeños, aunque continúa siendo difícil diagnosticarlo.

El síndrome maníaco-depresivo suele manifestarse en miembros de una misma familia y se cree que, en algunos casos, se trata de una enfermedad hereditaria. Los antecedentes familiares de abuso de drogas también aumentan el riesgo de desarrollar este síndrome. Los investigadores continúan intentando identificar uno o más genes que puedan ser responsables de este trastorno.

Los síntomas más comunes del síndrome pueden incluir:

  • sentimientos persistentes de tristeza
  • sentimiento de desesperanza o desamparo
  • baja autoestima
  • sensación de ineptitud
  • culpabilidad excesiva
  • deseos de morir
  • pérdida de interés en actividades habituales o que antes se disfrutaban
  • dificultades en las relaciones afectivas
  • alteraciones del sueño (por ejemplo, insomnio o hipersomnia)
  • cambios en el apetito o el peso
  • disminución de la energía
  • dificultad para concentrarse
  • disminución de la capacidad de tomar decisiones
  • pensamientos suicidas o intentos de suicidio
  • molestias físicas frecuentes (por ejemplo, dolores de cabeza, dolores de estómago o fatiga)
  • hipersensibilidad ante el fracaso o el rechazo
  • irritabilidad, hostilidad, agresión

Los síntomas maníacos pueden incluir:

  • autoestima exagerada
  • menor necesidad de descanso y sueño
  • mayor distracción e irritabilidad
  • excesiva participación en actividades placenteras y de alto riesgo que pueden provocar consecuencias dolorosas, por ejemplo, conducta provocativa, destructiva o antisocial (promiscuidad sexual, manejar sin precaución, gasto excesivo de dinero, abuso de alcohol y, o drogas)
  • aumento de la locuacidad (por ejemplo, aumento en la velocidad del habla, cambios rápidos de tema, intolerancia a las interrupciones)
  • sentimientos de «excitación» o de euforia
  • marcados cambios de estado de ánimo, por ejemplo, el sentirse inusitadamente feliz, y al rato extrañamente enojado, agitado o agresivo
  • mayor deseo sexual
  • mayor nivel de energía
  • escaso sentido común en personas sensatas

En la fase maníaca, algunos adolescentes experimentan síntomas psicóticos que incluyen alucinaciones y, o delirios.

(Menos mal que ya no soy adolescente)

Lo dicho, soy «bi». 😀

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«No hay un gran genio sin mezcla de locura.» Aristóteles

21
Nov
07

¿Por qué no me callo?

Cada vez tengo menos tiempo para escribir en el blog. Es una pena, pero es así. Se ha hecho notar además, ya que mis post son cada vez más cortos y espaciados en el tiempo.

He comenzado a estudiar el CAP (curso de adaptación pedagógica) y las oposiciones a profesor de secundaria, que serán convocadas, si no hay cambios, para junio o julio de 2008, y no tengo tiempo ni para ver a mi novia.

Resulta curioso, ya que el blog lo empecé con la idea de que el diario 20 minutos me brindara la posibilidad de realizar un curso en Madrid de tres semanas (previo pago de 300 €) de periodismo digital, para así optar a un puesto de trabajo en la redacción del mismo. Pues bien, fui seleccionado, ya que es evidente que los responsables del periódico gratuito lo han seguido con atención y les ha causado buena impresión. Mas no ha podido ser. He tenido que declinar la oferta, porque mis proyectos van ahora encaminados a sacar un puesto en la administración como profesor de lengua en la enseñanza secundaria. He optado por lo más difícil, lo sé, y espero no equivocarme; ojalá pueda culminar la gesta y no arrepentirme después.

El caso es que ya no voy a poder dedicarle el tiempo merecido a una actividad que me ha proporcionado bastantes satisfacciones. He recibido numerosas visitas, comentarios de amigos y felicitaciones por mi verborrea polémica y no exenta de excentricidad. He sido corregido, y he aprendido a escribir con menos errores.

Ahora voy a callarme durante alguna temporada, ejemplo que deberían imitar muchos. No tengo tiempo para seguir, como antes, la actualidad, leer diarios, escuchar la radio, escribir un post, corregirlo y estar atento a que el blog esté como debe. Me veo inmerso en una lucha contra el tiempo, debo estudiar para sacar las oposiciones y mi cerebro no puede rendir como antes a la hora de abordar los temas de cada post. Estoy fatigado y me cuesta pensar. Estoy perdiendo capacidad de análisis, ya que mi mente se halla sumergida en la literatura medieval y dieciochesca, así como en la lingüística, la fonética, la fonología, los sintagmas, estructuras textuales y demás conceptos filológicos que me van a volver loco (no soy filólogo y eso es una tara importante). No puedo con todo, y mi ánimo anda también algo tocado. En semejante situación, sin duda, lo mejor es callar.

A partir de ahora, no tengo vida social, ni en el blog, ni en flickr, ni en ningún sitio. Desconecto de la realidad. Mi casa es mi mundo, estudiar mi vida (ven lo que les digo, loco de atar). La actualidad ya no me interesa, sólo estudiar, y mi oposición.

Aun así, debo agradecer a todos los que han colaborado con sus comentarios: Juanito, Elena, Dac, Silvia, etc… Gracias al diario 20 minutos por su atención y por la posibilidad que me ofrecían de convertirme en periodista. Mi sino no es serlo, si no ya lo sería.

Como digo, espero no equivocarme, aprobar y sacar la plaza, como tengo previsto. Quiero ser profesor de lengua y literatura, ese es mi objetivo hoy; en ello me va la vida y mi orgullo personal. Así que…

…me voy a estudiar.

Se hace el silencio.

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15
Nov
07

¿Podría guardar silencio…?

Desde el domingo no se ha hablado de otra cosa en radio y televisión. El enérgico «por qué no te callas» del rey ha dividido al país, aún más si cabe, de lo que ya lo estaba; unos arguyen que fue genial, otros que estuvo fuera de lugar… Si intentamos ser ecuánimes (si sólo lo intentamos), a pesar de las antipatías que el «gorila» de Chávez suscita entre todos aquellos con dos dedos de frente, es obvio que el rey sufrió un ataque de enajenación impropio y desafortunado. Estamos de acuerdo en que Chávez es un bocazas, demagogo, petulante, ególatra y estulto «orangután» que merece estar callado durante años, porque hiere la sensibilidad de cualquier oído inteligente cuando abre esa boca de rape que tiene para proferir majaderías. Pero no es menos cierto que al monarca de España se le presupone y exige cierta compostura y mesura en sus formas. Chávez merece que lo callen, pero no el rey de España en una cumbre delante del resto de líderes latinoamericanos. Lo dejó en ridículo, y todos nos reímos, de acuerdo; se lo merecía, y mucho más, pero la función del rey no es esa. He escuchado con atención los análisis de periodistas reputados que celebraban y aplaudían las palabras del monarca contra el líder venezolano. Mas creo sinceramente, que al margen de ideologías y adhesiones políticas, y del grado de simpatía que cada uno sienta hacia Juan Carlos, la cuestión principal del asunto es que el rey cometió un grave error que podemos pagar caro en el futuro. Dicho esto, y dejando clara mi defensa de una práctica serena en las actitudes de su majestad, debo admitir que la intervención real ha sido uno de los momentos más hilarantes de la tediosa vida política en nuestro país. Que le quiten lo «bailao». Zapatero cansaba ya con sus aburridas parrafadas vacías y repetitivas. Menos mal que Chávez le interrumpía constantemente y el rey puso sal y pimienta a la escena con su contundente frase: Por qué no te callas. Qué me dicen de ese dedo inquisidor, preludio de lo que se avecinaba. El momento fue impagable, aunque repito, no fue correcto. Leve tirón de orejas a su majestad, pero flojito y con cariño (no vaya a ser que me pongan una multa como a la revista El Jueves).

Qué le pasó al rey aquel día, me pregunto. Quién sabe. Su hija Elena está pasando un mal trago; los republicanos e independentistas no dejan de quemar fotos con su rostro; el subnormal de Jiménez Losantos no deja de arremeter contra él… El hombre está estresado, y eso se nota. Además, qué mejor manera de darse publicidad, enamorar a ciertos sectores de la opinión pública y saltar al candelero justo cuando su popularidad se veía mermada por acontecimientos recientes, que lanzar semejante puya a un personaje despreciable como Chávez. Sin duda ha sido un golpe de efecto que lo ha convertido en protagonista indiscutible de la agenda informativa; ha conseguido, en parte, redimirse. Si no fuera por el «guateque» que se ha organizado en Madrid (que promete), aún seguiríamos hablando del tema hasta finales de año. No obstante Chávez no va a cejar en su empeño de colocar este asunto entre sus temas favoritos; sobre todo después de lo que tiene montado en su país. Se gesta un dictador, aupado por la democracia. ¿A quién les recuerda? Su reforma va a hacer callar a no pocos venezolanos durante mucho tiempo. Nuestro monarca se ha convertido, junto con su solemne frase, en símbolo de la disidencia venezolana. Que se vayan preparando porque en el país caribeño se avecinan tiempos aciagos. En fin, es lo que han elegido democráticamente; a ver quién calla ahora al presidente Chávez que va a poder gobernar hasta… el infinito.

Mal lo van a llevar también los del PP en lo venidero como sigan engrosando la colección de estupideces que vienen soltando en los últimos días. Que se vayan haciendo a la idea de que a este paso no van a gobernar jamás; menuda racha llevan. Zapatero es muy listo y ha ido cerrando todos los resquicios por donde los populares podían colarle alguna crítica. Ahora ZP es amigo de Sarkozy y del rey, y encima Aznar lo llama para agradecerle que lo defendiera de las acusaciones de Chávez en la cumbre. Peor no le puede ir a Rajoy, que entre su video y su primo anda más perdido que un pedo en un jacuzzi. Que se preocupen ahora del tinglado que se ha montado en el consistorio de Madrid (veremos hasta dónde llega); y que recen para que la inflación siga su curso, continúe disparado el IPC y la economía española pinche por fin, porque si no lo llevan muy crudo.

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Como diría mi amigo «Peluca»: está la «coza xunga», compadre; para todos además.

08
Nov
07

Hasta las… cebollas

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La culpa es de Zapatero, como siempre. El PP aprovecha la crisis en ciernes para martillear al gobierno con la subida desmesurada de todo en general y los alimentos en particular (lo único que no suben son los sueldos, claro está). El PSOE en cambio lanza balones fuera, hace su campaña con videos absurdos sobre el 11-M, como es costumbre, y echa la culpa al precio del petróleo de la creciente subida de ciertos productos (101 dólares del ala, oiga, algo tendrá que ver).

Por una vez y sin que sirva de precedente Aznar ha estado ocurrente y nos ha hecho sonreír a algunos con su ácida visión del partido en el gobierno: ni obrero, ni socialista, ni español, y ya ni partido; productora de videos propagandísticos más bien (no le falta razón al ex presidente metido ahora a escritor) . De cualquier manera, el PP tampoco le anda a la zaga en cuanto a propaganda electoral se refiere; menos mal que Gallardón encara a los suyos, aun a riesgo de que le reprendan, e imprime sentido común a una oposición impotente y torpe.

Hoy he escuchado en la radio (Onda Cero) a don Julio Anguita y precisamente denunciaba el estado en que se encuentra la política hoy día. Campaña electoral a tope, supeditado todo acto de gobierno a los sondeos, encuestas e intención de voto; nada de gobernar y solucionar problemas, para qué, ahora lo que cuenta es la propaganda, los videos y las cortinas de humo; ganar las elecciones a toda costa. Realizó, el ex dirigente de IU, algunas críticas a su partido, al PC y a la situación de los sueldos y precios en nuestro país; todo ello con su particular visión, de corte intervencionista y cuestionando los principios de un neoliberalismo que se presenta como adalid de la libertad, pero que todos sabemos que hace aguas y sufriremos muy pronto las consecuencias. Le echamos de menos señor Anguita. Se puede estar más o menos de acuerdo con él, pero hay que reconocer que es un intelectual muy a tener en consideración y estima (al menos a mí me la inspira) .

El caso es que ya nadie quiere ir a la compra. Ve tú que a mi me da depresión. El pollo, las sardinas, los huevos, las naranjas, las peras, la leche, los cereales… ¡y las cebollas! Y lo peor es que algunos hemos de acudir al mercado en coche, lo que supone un gasto añadido por si no fuera suficiente. La culpa no es de nadie, lógicamente, pero al ciudadano le toca endiñar la guita, con sueldos anémicos y al borde del colapso. El petróleo, es el petróleo… La falta de producción… La demanda de los chinos… El biocombustible… Yo qué sé, esto es un desmadre. La economía nos va a volver a todos locos. El gobierno dice que no puede hacer nada; economistas dicen que sí que pueden, pero por el camino que llevamos no creo que nadie vaya a mover un dedo. A este paso habrá que comer chóped a palo seco y arroz. Y los sueldos que no se toquen, que al empresario le puede dar un chungo (de todos es sabido que no obtener un 200% como mínimo de beneficio es un problema para el empresario español; manda huevos).

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Hoy me he levantado con ganas de hacer demagogia, ya ven. Ayer me explicaba un compadre de Madrid la diferencia entre impuestos directos e impuestos indirectos. Parece ser, y es lógico, que los impuestos indirectos son del todo injustos porque nos gravan a todos por igual (el IVA por ejemplo) y todos no somos igual de pobres, ya que algunos lo son poco y otros nada. Si los alimentos arriba expuestos suben de precio por el encarecimiento del petróleo, ¿por qué no bajan los impuestos de la gasolina? ¿Por qué no se bajan los impuestos de los alimentos? Que suban el gravamen del tabaco y el alcohol si les viene en gana (hay que beber y fumar menos), pero señores, comer tenemos que comer y la situación se está tornando un tanto peligrosa. En fin, quizá sea una memez lo que escribo aquí, no digo que no, pero como no soy ni político, ni economista, ni periodista, por suerte o por desgracia, según se mire, y este es mi blog, pues ahí queda mi reflexión para quien quiera leerla.

En definitiva, el problema no nos lo va a resolver nadie. Habrá que apretarse el cinturón, ir a la compra a pie (así compramos menos por no ser posible cargar con todo) y estirar los mil euros haciendo sudokus al estilo Solbes.

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Menuda Navidad nos espera a la clase media española. Este año el LIDL y las tiendas de chinos se van a poner las botas. Por cierto botas rima con «pelotas» y hasta ellas estamos los españoles. Ahora además, hasta las cebollas.

06
Nov
07

Curro en España

Interesantísimo y muy ilustrativo el artículo del XL Semanal en el que se traza un retrato del panorama laboral español y deja en evidencia la precaria situación en la que nos encontramos los españoles respecto del resto de Europa. Después de la subida de precios que trajo consigo el advenimiento del euro y la recesión económica que ya se hace notar en la actualidad, la situación invita a reflexionar sobre el futuro de los trabajadores en nuestro país. Se habla de aumentar el sueldo mínimo, que como trabajador apoyo (cómo iba a oponerme), pero que ya ha levantado suspicacias entre los ideólogos liberales más acérrimos (véase el blog de Carlos Rodríguez Braun). Si resulta demagógica la aplicación de un aumento del sueldo mínimo, así como las ayudas al alquiler y otras medidas sociales, para los liberales más recalcitrantes, no lo es menos el hecho de que España sea el único país desarrollado que ha tenido un descenso del salario medio durante el último decenio; descenso que coincide con el desmesurado crecimiento de los beneficios de las rentas empresariales. Semejante ataque al buen nombre de las empresas españolas podría ser considerado antiliberal si no fuera porque todo esto no lo digo yo, lo dice la OCDE, que supongo que no será sospechosa de albergar en sus filas a sindicalistas ni socialistas antiliberales. La triste realidad es así, y no digo que no haya razones para desconfiar de una subida del sueldo mínimo que quizá no sirva para mucho, pero hay que hacer algo al respecto y no podemos esperar que el mercado y menos las empresas arreglen semejante situación; ya hemos esperado mucho tiempo y el asunto no mejora, más bien al contrario.

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Según datos oficiales de la Agencia Tributaria el 60% de los españoles son «mileuristas» (11 millones de trabajadores) y el sueldo medio es de 1700 € mensuales. No es conveniente compararnos con países de comprobada solvencia como Alemania, donde la media es de 3060 €, o Francia donde se cobra un promedio de 2615 €, porque si no es para echarse a llorar. Cómo es posible que en un país como España, que ha crecido tanto en todo este tiempo, gracias sobre todo al ladrillo y no al PP, todo hay que decirlo, sigamos en semejante situación de desventaja respecto del resto de Europa mientras los precios se igualan ya al de los demás países de la UE. Nadie sabe contestar a dicha pregunta, aunque todos podemos imaginar cuáles son las causas principales.

Si no fuera porque las mujeres se han incorporado al mercado laboral (cobrando menos, pero cobrando) y cuentan los hogares españoles con dos sueldos para salir adelante, ya hace tiempo que España se hubiera ido al traste. Así que nada de permanecer soltero, a no ser que seas piloto, porque si no, es imposible pagar una hipoteca y vivir aunque sea con lo justo. Mal porvenir nos espera a los jóvenes en el futuro con semejante mercado laboral, anquilosado en el negocio inmobiliario e incapaz de absorver personal cualificado y dotar a sus trabajadores de salarios europeos, ni más ni menos. No se denuncia la amplitud de la joranada laboral, la tercera más larga de Europa (38´3 horas de promedio) aunque la menos productiva, sólo esperamos como europeos que se supone que somos, que el crecimiento económico se traduzca en bienestar para la mayoría y no para unos pocos. ¿Por qué trabajamos más horas y producimos menos que el resto de países del entorno? ¿Es culpa de los trabajadores, de los empresarios, o de ambos? ¿Qué va a ocurrir cuando el ladrillo deje de ser el motor de la economía española? Si España crece tanto, ¿por qué no así sus salarios? Interrogantes que nadie resuelve y que ahí están para el que quiera proporcionar respuestas convincentes.

El caso es que los liberales abogan por que el Estado intervenga los menos posible y que todo se normalice solo, es decir, que el ladrillo continúe su curso, los sueldos se mantegan como están, los precios sigan subiendo y todos callados que Adam Smith es dios y no se equivoca nunca. Es más, aducen que la situación que se da en España es causada por la interferencia del Estado, a todas luces perniciosa para la economía y sus agentes; no digo que no, ojo, pero no será para tanto. Los socialistas en cambio, pobres, quieren subir el sueldo mínimo interprofesional aunque es cierto que dicha medida puede resultar, en el peor de los casos, contraproducente, y en el mejor, inocua. Si bien es cierto que desconozco las fatales cosecuencias que podría acarrear, la cuestión es ¿qué se puede hacer para mejorar la calidad del trabajo en España, los sueldos, la productividad y la jornada laboral?

Disculpen ustedes que me meta a reflexionar sobre economía cuando el que suscribe no es más que un simple obrero nada versado en dicha disciplina, aunque algo lea sobre el tema y pueda argumentar ciertas premisas, si no equivocadas, al menos coherentes (sólo me remito a lo que leo y oigo en radio). Espero, sin embargo, que intervenga alguien con criterio y conocimientos que pueda arrojar luz a algunos de los interrogantes aquí planteados.

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Les invito a leer el artículo del XLSemanal a ver que les parece; prepárense para lo que van a descubrir. La situación no parece que pinte muy bien. Suerte a todos los currantes, «mileuristas» o no, y esperemos que mejore la coyuntura en el futuro.

02
Nov
07

Inmorales y mezquinos

Menudo caos estamos viviendo a cuenta de la sentencia del 11-M. Una vez que se ha hecho pública la misma, las reacciones no se han hecho esperar y ya ha hablado el matón de turno del PSOE, el inteligentísimo Pepe Blanco, para zurrar la badana al PP, que por otra parte se lo tiene bien merecido. La «teoría de la conspiración» defendida por el diario El Mundo y que ha erotizado a los populares durante todo este tiempo, ha sido desmantelada por la sentencia del juez Javier Gómez Bermúdez. Dicha sentencia, insuficiente para algunos, ejemplar para otros, no ha impedido que los principales partidos nacionales se tiren los trastos a la cabeza, como preludio de las tortuosas elecciones generales que nos esperan. El PSOE ya tiene la llave del triunfo, otorgada por la torpeza de un PP que no sabe ni por donde le sopla el viento. El único popular que se desmarca de las tesis que defienden una posterior investigación para esclarecer la autoría intelectual es Gallardón; consciente éste del suicidio político que supone insistir en la idea de que la justicia no ha funcionado al cien por cien y de que existen lagunas en la resolución de la Audiencia Nacional. Y probablemente existan asuntos sin dilucidar, pero en justicia donde no existen evidencias no se puede condenar. Es por esto que «el Egipcio», experto en explosivos y terrorista de profesión, ha sido absuelto por falta de pruebas para escarnio de las víctimas, nada satisfechas con la pena administrada a los acusados del brutal atentado que tuvo lugar en Madrid.

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De lo que sí estamos algunos convencidos es que vivimos en un país miserable donde los haya. Los políticos en general no tienen vergüenza y obvian a las víctimas absolutamente; sólo les preocupra manetener o recuperar el poder, según en que bando se encuentren. Si bien hace unos meses la estrategia de unos era esgrimir falacias desde medios inmorales para confundir a la opinión pública, con tramas, conspiraciones, golpes de estado y demás patrañas, ahora se materializa la vendetta y es el turno de aquellos que utilizan la sentencia del atentado en Madrid para rentabilizar unas elecciones que se tornaban cuesta arriba a causa de una gestión desastrosa. Ahí tenemos a José Blanco, el tonto útil (típico en España desde el siglo XVI) quien si todo marcha como debe será ministro el año que viene. El Mundo sigue su andadura, y habrá quienes lo compren todavía como los hay que escuchan la COPE y a ese indigente intelectual que es Federico Jiménez Losantos, columnista también del diario propagandístico. Periodistas de pacotilla, que se tienen por profesionales, como Pedro J. Ramírez, un propagandista prepotente y mezquino que aún vive de los galones que supuso destapar la trama de los GAL, y que a la sazón de aquello cree que todo vale e intenta metérnosla doblada con teorías golpistas perpetradas por la izquierda. Qué maravilla si hubiera sido el PSOE el autor intelectual de la masacre y ETA la que fabricó los explosivos que hicieron volar los vagones y cercenaron la vida de miles de personas; El Mundo habría hecho historia, Pedro J. sería un héroe nacional y Jiménez Losantos sería canonizado y beatificado por el Papa. Pero para su desgracia dicho relato no es más que un cuento de ciencia-ficción. Que se jubilen todos y nos dejen en paz. Menudo país en el que el periodismo es pura propaganda política y se utiliza el sufrimiento ajeno para medrar en el poder.

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España ha sido ruin desde que se erigió en imperio allá por el siglo XVII y aun siendo en la actualidad un país mediocre seguimos practicando la mezquindad con contumacia. No aprendimos la lección, como cualquiera que yerra, después de 1936 y nos empeñamos en mentir, descalificar al prójimo y enfrentarnos los unos a los otros para imponer ideas absurdas e inútiles. ¿No sería mejor zanjar el tema de una vez y ocuparnos de lo que de verdad importa? Volvemos a lo de siempre: los políticos eluden su responsabilidad y se ocupan de discutir temas inanes. Los jueces han dictado sentencia, pues es lo que hay y al que no le guste que se aguante. No pueden los políticos sustentar su triunfo electoral en el error ajeno; así nos va. La abstención es la respuesta que sin duda merece una clase política ensimisma y despreciable. Que se vayan todos.

Sin duda los familiares de las víctimas deben estar estupefactos ante un espectáculo tan lamentable. Quedémonos con que algunos de los responsables de la inhumana masacre vivida el 11-M van a ingresar en prisión, pero ¿van a pagar? La justicia española dice que sí, mas yo tengo mis dudas. Tenemos un sistema judicial, a mi juicio, demasiado laxo, estoy absolutamente convencido (atiendan al caso del acémila que agredió a una ecuatoriana en un tren de Barcelona). Delinquir en España es un auténtico chollo; eso lo saben mafiosos, terroristas y delincuentes comunes. La laxitud es permisible en una sociedad civilizada y la nuestra no lo es. Los procesados del 11-M no estarán más de diez años en la cárcel, seguro, y han asesinado a cientos de ciudadanos. En sus países se lo piensan mejor antes de cometer un delito (por razones que todos conocemos). Es un hecho: en una sociedad de bárbaros, las medidas contundentes son las más eficaces (cadena perpetua). Ya habrá tiempo de flexibilizar la ley a medida que la sociedad se civilice. Estos asesinos han sido juzgados bajo el amparo de unas leyes que no merecen. Deberían pudrirse en prisión. Lo que decía: un chollo ser criminal en España.




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